EDMUND BURKE: CONTRA LA REVOLUCIÓN Y A FAVOR DE LA TRADICIÓN

     Edmund Burke supo ver con claridad hacia dónde conducía el proceso iniciado por al Revolución Francesa y no se dejó engañar con cantos de sirena:

     “Previendo el pillaje que las fuerzas del Caos y de la Noche iban a llevar a cabo en el mundo, se comprometió en la tarea de salvar lo mejor del orden tradicional, protegiéndolo en el marco de las instituciones y de la filosofía.” 

     Edmund era un hombre formado en la sabiduría de los clásicos. Asentada su inteligencia sobre tan sólidos fundamentos supo anticipar muchas de las cosas que ocurrieron luego: “...vaticinó acertadamente el curso de los acontecimientos que se producirían en Francia, con los que pretendían reconstruir una sociedad basándose en modelos abstractos. La Revolución, tras una carrera que pasaría por etapas de violencia histérica, acabaría con un régimen despótico. Pero para entonces ya se habría destruido lo que de más noble existía en una sociedad tradicional.”

     En efecto, los revolucionarios fundados en las ideas nebulosas de los ideólogos de la Ilustración, sobre todo las de Juan Jacobo Rousseau, se propusieron crear una nueva organización socio-política partiendo de la creencia en la bondad natural del hombre y en el mal de las instituciones establecidas. De este modo derribaron todo un marco institucional fundado en la naturaleza del hombre y en la historia, y dejaron al individuo a merced de su propia realidad, que no era justamente esa bondad absoluta que suponía Rousseau. Russell Kirk nos muestra con claridad el abismo que separaba al ideólogo de Ginebra del realista Burke:

    “...Rousseau…(representaba la era de) la abstracción, del sentimiento, de la emancipación, de la expansión, de la igualdad, del pueblo absoluto...El método de Burke (se fundaba, por el contrario en los principios de): prescripción, experiencia, deber, viejos lazos, graduación social, reino de la Ley, el amor engendrado por la asociación, el Autor de nuestro ser omnipotente. Rousseau y Burke se encuentran en las antípodas el uno del otro…”

     “Burke sabía que los hombres no son buenos por naturaleza, sino seres en los que se encuentra mezclado el bien y el mal, básicamente sometidos a una ley moral por la fuerza de los hábitos y las costumbres, cosas que los revolucionarios querían eliminar por considerarlas basura anticuada. Sabía que todas las ventajas de la sociedad son el producto de la compleja experiencia humana a lo largo de muchos siglos, que no podía ser corregida de la noche a la mañana por unos cuantos filósofos de café. Y sabía también que la religión era el mayor bien del hombre, y que el orden establecido era la necesidad principal de la civilización, que los bienes hereditarios eran el puntal de la libertad y la justicia, y que el conjunto de creencias que llamamos ‘prejuicios’ constituyen el sentido moral de la humanidad.”

NOTA: Las citas están tomadas de RUSSELL KIRK. "Edmund Burke. Redescubriendo a un genio". Ciudadela libros. Madrid. 2007

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