EDMUND BURKE, UN VISIONARIO

El mundo del que formamos parte es producto de las transformaciones que comenzaron a darse a finales del siglo XVIII. En los manuales escolares se señala el año 1789 como el de inicio de una nueva Edad a la que se suele denominar como Contemporánea. Lo cierto es que el proceso que inicia la Revolución Francesa transformó profundamente los fundamentos sobre los que se constituye la vida sociopolítica. Muchos nos dicen que aquellos hechos dieron inicio a una era de Libertad (así, con mayúsculas) tras siglos de opresión y servidumbre. Sin embargo, pocos han visto que en realidad lo que se estaba constituyendo era una gran máquina artificial, fundada sobre principios ideológicos cada vez más alejados de la realidad, que venía a liquidar las antiguas libertades concretas sobre las que se había desarrollado la vida humana hasta ese momento. El primero que, con vista de lince, vio esto fue Edmund Burke.
   En 1766 en el Parlamento. Fue miembro del Partido Whig, que puede ser considerado como el Partido Liberal de aquellos tiempos (siglo XVIII) frente a los Tories que eran el Partido Conservador o el de la Corona. Los Whigs representaban al Parlamento y sus prerrogativas. Sin embargo, lo que defendía dicho partido puede entenderse, en realidad, desde dos puntos de vista. Algunos autores lo han considerado como el partido de la “oligarquía financiera y protestante” de la City londinense en conflicto con los poderes tradicionales representados por la Corona. Pero, también es cierto que el Partido Whig puede considerarse, y probablemente así lo entendió Edmund Burke desde que ingresó al mismo, como el Partido de las viejas libertades de la sociedad feudal inglesa frente al centralismo y el absolutismo que la Corona intentó imponer en distintos momentos. Así, el partido Whig sería el defensor de las libertades de las familias, las aldeas, las regiones, los gremios, las parroquias, y de todos aquellos sectores de la sociedad que representan el mundo tradicional. Comprendiendo esto se puede entender la prédica posterior de Burke contra el despotismo tiránico desencadenado por la Revolución Francesa.
   Cuando estalló la Revolución Francesa tomó una actitud crítica iniciando un debate contra aquellos compatriotas suyos que veían en la Revolución un canto a la Libertad. En febrero de 1790 se publicaron sus Reflexiones sobre la Revolución francesa. En esta obra critica el escaso respeto por la tradición que se expresaba en los nuevos fundamentos legales emanados de la Revolución francesa, considerando que las ideas implementadas por los revolucionarios no representaban más que abstracciones utópicas. Podemos considerar a esta obra como el primer gran tratado en favor de los grandes principios sobre los que estaba asentada la sociedad tradicional.

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